Podemos caminar sobre la arena sin llegar a pisarla.
También pasar por la vida sin llegar a vivirla.
Mejor descalzarse, sentir la arena cálida bajo los pies.
Permitir que su textura escandalosa reboce el cuerpo hasta arribar a límites que desconocíamos.
Y dejar los atajos, las pasarelas, para quienes encierran su corazón y les da miedo, sentir, amar, vivir.
Elvia Cor.
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