Están convencidos de que esa extensión de aire y nubes les pertenece en exclusiva...
Cuando sus ramas y hojas crezcan para tomarlos, necesitarán más y más de algo que nunca conseguirán alcanzar...
Entonces, quizás adivinen que los cielos son para respirarlos, vivirlos, no para poseerlos...
Tal vez como los paisajes, como los anocheceres, como las personas.
Elvia Cor.
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