El faro no anuncia el punto de llegada, avisa al navegante de los límites de sus mares.
Así, dejando portar sus velas por vientos hermosos, haciéndoselos con su pericia marinera para sí favorables, gozar de la navegación.
Cuando me hago cada amanecer a la mar, la luz del faro solo muestra donde están las rocas, pero no me aparta de ellas.
Eso únicamente lo puedo hacer yo.
Elvia Cor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario