Deshacer los límites en la brisa y el viento,
Volar dulce y apasionada sobre los cielos.
Crear constantemente formas que juguetean con la belleza, conquistando destellos de luz al sol poderoso.
Qué delicia ser nube de azúcar.
Qué caricia ser en la suavidad.
Qué abrazo ser la calidez que cubre el cielo.
Qué arte emocionar los sentidos sin tocar tierra.
Qué esquisitez amar en la delicadeza más etérea, derramar el corazón sin esperar nada.
Solo flotar y a-mar sobre el mar, sabedora de que, antes o después, su centro se colapsará, transformándose
sublime en su esencia.
Entonces, sus límites siempre en danza, se desharán en lluvia transparente y fresca, hasta deshacer su propio centro.
Y entregar su corazón puro y cristalino, en gotas de lluvia sobre la inmensidad del mar.
Ese mar, no volverá a ser el mismo, pues la emoción se vierte alegre deshaciendo luz en música, la que crea la lluvia al caer.
Un día ese mar, anhelará evaporarse, dejar de ser lo que fue, para ser nube. Y sentir ser esa misma lluvia derr-amándose sobre su inmensa piel.
Ser la caricia de los cielos.
Ser gotas de lluvia.
Ser mar A-MAR.
Elvia Cor.
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