Como rosa en la orilla, me rindo en el respirar de las olas al fluir del Universo.
No me resisto.
No me apego.
No juzgo.
No interpreto.
Ya está! Por fin! Magia!
El mar me mece y me lleva.
Quiebro los límites que me contenían, y no me permitían más que ser flor, al descubrir que soy el jardín con el que el paraíso sueña.
Mis pétalos ceden su fragancia a la sabiduría del mar.
Sus profundidades vestirán su terciopelo en gotas que, danzando se evaporan y transforman cristalinas, livianas, hermosas en océanos, ríos, lágrimas, lluvia fresca, fuente eterna...
El púrpura y rubí que dibuja mis labios, se funde al pronunciar las palabras del alma, besando la brisa y el viento.
En la caricia de ese aire tibio estaré.
No te extrañe que un buen día, al contemplar un amanecer sereno, esos colores cálidos te perfumen y acaricien el CORAZON...
Entonces se estremecerá tu Ser y sabrás porqué.
Cuando del aire nacen rosas, el mar desea ser ola para abrazarlas.
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