Papá, si un día no saliera el sol, podríamos dubujarlo entre los dos.
O si la Luna jugando al pilla-pilla no encontrara las estrellas, me tomarías en volandas en tus brazos, como cuando era pequeña, para alcanzarlas con la punta de mis dedos y no dejar la noche sin ellas.
Luego me haría la dormida para que me llevaras acurrucada en tu regazo hasta mi cuna y me arroparas.
O si el mundo se parara, seguro silbarías una canción para que al bailar juntos, diéramos vueltas y más vueltas, hasta hacerlo rodar de nuevo.
Papi, solo se, que cuando era niña no conocía el miedo, me lanzaba desde la montaña más alta y blanca junto a ti, o tocaba el fondo de los océanos de tu mano.
O cruzábamos mares embravecidos abrazados por vientos cálidos.
Y no temía a nada, porque tú eras lo más grande, fuerte y sabio, y en tu mano cabía el universo.
Ahora, aunque haya crecido, sigo siendo niña que siente y sentirá tu mano entrelazada a la mía para acompañarme y guiarme, y llegar a tocar los cielos.
Creaste una preciosa familia papá, que te quiere te admira y respeta.
Has tenido una visión aguda y certera, que ha iluminado nuestros caminos.
Siéntete en paz papi, ya le he explicado a mami y a mis hermanos, que siempre podremos contar contigo, preguntarte, hablarte, porque tu voz siempre estará en nuestros corazones.
Porque papi, ahora que ya has entregado tu ser A~Mar, ya sabes que el amor verdadero no muere, no tiene fin, es eterno.
Siempre en el corazón de todos los que te queremos.
Con ternura y amor
Tu hija que tanto te quiere y adora.
Elvia
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