El mar brillante, los cielos inmensos... solo faltan las alas de la imaginación convertidas en velas, para gozar de una intensa, interminable y emocionante navegación.
El sofá es confortable y uno se duerme sin darse cuenta...
Quizás mejor creer que todo es posible, y desplegar esas alas blancas para echar a volar sobre todas las brisas, todos los vientos.
Elvia Cor.
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