Una rosa estremece sus delicados pétalos en las caricias del mar.
Nunca imaginó que un tacto fuera tan bello.
Que flotar dulcemente dejándose ir en los susurros del agua, le regalara más fragancia a su perfume.
Que su rojo apasionado de deshiciera en la luz liquida.
Nunca hubiese creído posible que ella misma, una rosa, pudiera amar al mar.
A-MAR al MAR.
Elvia Cor.
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