corazon

Soles gemelos. Sitges.

El sol, un buen día... uno claro, dulce, sereno... se encuentra con su otro sol.
Al instante se reconocen, se miran, se encienden, tintinean, se contemplan.
No dan crédito, son bellísimos, y no lo descubrieron hasta que se vieron.
Sus brillos se acercan.
Su luz acaricia suavemente su luz gemela.
La energía que desprenden construye sonrisas.
En su alegría, uno inunda los cielos de color, el otro sumerge su calor en los mares, convirtiendo ambos, sus paisajes en oro.
No existe el uno sin el otro.
No resplandece uno sin el otro.
Y, por el solo hecho de brillar desde sus centros, puros, hermosos, eternos,
se abrazan vibrando en el aire, convirtiendo, cielos y mares, en puro fuego.
Una vez se acerquen, se respiren, se sientan, tendrán la certeza absoluta de que una vez fueron Uno.
Y ya nada ni nadie les podrán separar.
Elvia Cor.

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