Cuando el mar se enamora... se apasiona sin remedio.
De la misma serenidad de sus profundidades, es capaz de conectar con una fuerza impetuosa, desbordante, magestuosa...
Es un poder sobrenatural que transforma su naturaleza, que lo agiganta y le otorga una potencia inaudita.
Convirtiéndose en lo mejor, en lo más puro de sí, deviene sublime y etérea espuma que posee la facultad de elevarse, flotar, expandirse, ser lo que jamás hubiese imaginado.
Y así, en su sabor a sal y eternidad, logra abrazar, acariciar, envolver, inundar, al ser que arrebata sus sentidos, al ser que ocupa el centro de su mar-avilloso corazón.
Qué suerte ser Mar y A-Mar.
Elvia Cor.
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