Las olas transforman los mares con su impresionante fuerza.
Nada ni nadie detiene su paso.
Rompen los esquemas de otras aguas calmas, contagiándolas con su exuberante energía.
Su destino está claro, acariciar la arena y besar con su sal las huellas, que le llevan hasta ti.
Dejan las brisas tibias para juegos de niños.
Rugen con los vientos, creando música que atraviese tu centro.
Pintan de blanco el horizonte, confían que así les brindes tus deseos.
Deshacen sus confines en la luz, evaporándose en un halo misterioso capaz de alcanzarte y envolverte, sin que apenas te des cuenta, hasta que ya no puedas vivir sin él.
Los mares se las saben todas, y se trasforman en olas bellas, prodigiosas, apasionadas, solo para acariciar en su alegría, tu ser.
Elvia Cor.
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