corazon

Sábado, y las estrellas llueven de nuevo. Sitges

Es curioso, es sábado y ha vuelto a llover!
Las estrellas deseaban brillar con todas sus fuerzas, y al verse rodeadas de nubes densas, han decidido transformarse en gotas finas y llover!
Si, las estrellas fueron lluvia, para dejarse atravesar por la luz de la luna.
Pero, la luna oculta tras la depresión atmosférica, no las podía alcanzar.
Dejar toda una vida de brillar en los cielos, por precipitarse y transformarse en agua para nada...
Eso si es la tristeza.
Pero mi mirada las descubrió antes de quedar en un charco olvidadas, y las atravesó con la chispa de su propia vida.
Y sucedió la magia!
Las estrellas, ahora agua iluminada, llovieron muy lentamente para que pudiera admirarlas.
Danzaban flotando sobre mis pensamientos.
Bailaban felices por no verterse en vano, al ser estrellas de agua.
De tan contentas, se acercaron chispeantes y sin poderlo evitar, derramaron su tibia luz sobre mi.
Se descolgaron jugando con los caracoles en los que se divierten mis cabellos.
Resbalaron dulcemente pos sus suaves dorados hasta alcanzar en mi frente, todos mis sueños.
De allí, escurriéndose juguetonas, besaron mis ojos, salpicaron en mil caricias mis mejillas y se precipitaron divertidas por el perfecto tobogán que dibuja mi nariz.
Regalando a mis oídos música, se abrazaban estrepitosas unas con otras, de pura emoción y sensibilidad.
Y el tiempo se detuvo.
Vacilaron en sus brillos un instante, pero sin remedio, cayeron sobre la conmisura de mis labios, en el dibujo de mis deseos, y rodeando tímidas mi boca, se convirtieron en besos.
Sí, sentí como las estrellas transformadas en gotas de lluvia, devenían besos pequeñísimos, infinitos, tiernos, que vibraban convirtiendo lo que fueron en los cielos, en escalofríos que recorrieron todo mi cuerpo.
De repente, la lluvia se hizo muy intensa, presa de la pasión, sabiéndose agua, recordó que una vez en alguna otra vida, su hermoso tintinear... su poderoso vibrar y yo, fuimos uno.
Su luz y la mía, una vez, no se cuando... habían reverberado en todos los firmamentos imaginados.
Y recordaron lo que se habían jurado, que todas las existencias valían la pena, si se reencontraban de nuevo!
Y... me dejé llover, hasta que todas las estrellas del cielo fluyeron por mis ojos, empaparon mi alma, calaron en mis entrañas, y me hicieron estremecer en la intensidad en la que las estrellas son puro fuego.
Es sábado y curiosamente...
Vuelve a llover!
Será que la lluvia, una vez resbaló por mi rostro encendido, sin saber porqué...
Y regresa una y otra vez para hallar la respuesta...
Es fácil que todos los sábados vuelva a llover...
No te preocupes, no temas, a mi me gusta la lluvia... como a las flores, que saben perfectamente que su perfume, su color, su belleza y esplendor, tras la lluvia, será, en su exuberancia, el regalo del amor.
Elvia Cor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El alma cuando ha sido tocada por la eterna sensibilidad de la naturaleza de dios, porta consigo toda la belleza de la creación.

Elvia Cor dijo...

Qué bellas palabras! Me alcanzan!
Graciassssssssssss
Con cariño, Elvia

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