Aunque parezca imposible, aún bajo la impresionante luz del sol, a veces no logramos ver lo importante.
Pues el sol, igual que ilumina y permite contemplar hasta el mínimo recoveco que alcanza, la intensidad de su abrazo es tan cegador, que lo más valioso puede ser invisible a nuestros ojos y aunque lo tengamos delante, lo pasemos por alto.
El halo de su luz es un velo perfecto que excusa la visión limitada, pero solo con dirigir hacia él nuestra atención, caerá a nuestros pies.
Será una suerte... pues tras el velo vibran bellos colores nunca imaginados.
Elvia Cor.
2 comentarios:
Hermoso. Gracias.
Tú energía es hermosa, ves lo que reflejas! Graciassssss
con cariño, Elvia.
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