El viento regala su energía y la arroba, la vuelca, allí donde será abrazada, deseada, soñada, necesaria para avanzar.
Cuando no halla velas donde acurrucarse,
ni se rebela ni se frena,
ni se apega ni se duele.
Simplemente vuela libre sin que nada ni nadie le detenga.
Sopla a placer su frescura, llenando con ella culquier hueco, cualquier grieta o fisura, limpiando el aire del estancamiento, de la inmovilidad que da el miedo.
Sopla feliz en el amor, que nada ni nadie detiene, que todo abarca, que se entrega sin límites, sin conocer fronteras.
Sabedor que el que da, es el que tiene.
Quisiera ser viento. Soy lo que quiero ser.
Soy viento.
Elvia Cor.
2 comentarios:
Precioso Elvia,como siempre...
Gracias por disfrutar de cielos y mares.
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