Hoy tengo una bonita historia real que contar.
Y es que por fin tanto amor a mar, tanto nadar y tanto ejercicio, han servido para algo que merece cualquier esfuerzo.
Navegando por las cristalinas aguas de Ibiza, frente a Cala Comte, alguien pedía Socorro... Ver la historia completa entra en:" www.elviacor.comcielosyMares energía positiva o sígueme en Facebook : Elvia Cor Arte
Hemos detenido la embarcación. No se entendía muy bien qué sucedía, pues había otra barca en medio y dos personas en el agua.
No se sabía si había una red en el mar, o de qué estaban alertando.
Pero un vuelco al corazón me susurró que el problema lo tenían los que estaban en medio del mar.
A lo lejos vi que se trataba de una señora acompañada por un señor muy mayor, y observé que, a pesar de las aguas cristalinas, había una fuerte corriente.
Solté todo, busqué precipitadamente un chaleco salvavidas para llevárselo, y me lancé al mar.
Estaban muy lejos, pero es que todos pedían auxilio para ellos pero nadie hacía nada.
Lo que despistaba es que había otra embarcación muy cerca, que había llegado antes y nadie se había tirado, ni lanzado un salvavidas. (Perdonarme si digo algo que no suena muy bien y que se suele decir que en estos casos... que es cuestión de huevos, pero allí habían muchos aunque todos en la cesta... ninguno en remojo, así que creo que es más una cuestión de corazón! )
Ya en el agua comprobé que la corriente era muy fuerte, había bandera amarilla y aunque las barcas comenzaron a hacer sonar las bocinas para alertar a los vigilantes de la playa, ellos hacían caso omiso al no entender de lejos tampoco la situación. ( luego nos dijeron que creían que estábamos un barco y otro de juerga...?!?!?)
Él señor mayor se encontraba agotado, casi extenuado y muy extresado, su mujer pedía auxilio por él...
Pero lo importante es que llegué a tiempo!
Le coloqué como pude el chaleco al señor, y le dije que se calmara, que respirara tranquilo, que lo peor ya había pasado y que flotara simplemente hasta que pudiéramos sacarle de ahí.
No he entendido muy bien todavía porqué las embarcaciones no podían acercarse a socorrerle, pues por mucho que fuera zona al límite de baño, creo que hay prioridades!
Al final vinieron a buscarle en una piragua, a la cual no pudieron subirlo, era obvio... Pero al menos lo remolcaron hasta tierra.
Cuando se tranquilizó y me aseguré que quedaba sano y salvo, me preguntó mi nombre.
Elvia, le dije, él me dijo el suyo, se llama Silvio, eran italianos, y aún dentro del agua, cuando ya se vio a salvo, me acariciaba la cara dándome las gracias una y otra vez.
Cuando ya estaba todo bien, como una niña se me ocurrió preguntarme si habrían medusas? A buena hora! La verdad que no tienes miedo a nada cuando te necesitan de verdad.
Qué bien me siento!
Cuando era pequeña, una vez en Santa Maria de Leuca, al sur de Italia, nos vimos en una situación de gran peligro en el mar, y de la nada apareció
quien yo llamé para siempre, nuestro ángel del mar, pues nos salvó.
Por propia experiencia, no tengo dudas que Silvio y su mujer, no me olvidarán jamás.
Creo que por fin debo haber ganado, al menos... una de esas alas de ángel que tanto me gustan.
El Universo es una maravilla, y me ha dado la oportunidad de ser por unos instantes también, un ángel del mar.
Feliz!
Yo tampoco les olvidaré. Me hacía ilusión explicaros lo que me ha sucedido hoy, para que os bañéis con cautela, pero tranquilos... porque también hay ángeles en el mar que nos usan por unos instantes a los que por casualidad, estamos cerca.
Con cariño, servicio de salvamento marino incluido, Elvia.
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