Pero existen seres que por su propia altura, se diría que tocan los cielos.
Desde su posición elevada, contemplan con perspectiva las situaciones.
Desde ese lugar privilegiado comprenden que...
Nadie es perfecto, ni ellos mismos, pero tampoco es necesario serlo.
Que todos nos equivocamos, aún albergando las mejores intenciones.
Que no hay nada mejor que ser quien uno es, porque intentar ser otro, enerva, inquieta, estresa, enferma... Y además, quién te quiere de veras, te valora y respeta siendo auténticamente tú.
Que ser noble es un tesoro, y que las riquezas no sirven de nada si uno no lo es.
Que los cielos los crea uno día a día, y que cada paso conduce al cielo soñado.
Que amar cada instante, cada gesto, cada paisaje, cada cosa que hacemos, es la única manera de vivir con intensidad, rozando la felicidad en nuestros días.
Que es mejor jugar que amargarse toda la vida por soñar que lo que se desea, es disfrutar jugando.
Que las risas son diamantes de música.
Las caricias, oro puro.
Abrazar y ser abrazado, un lujo.
Besar y ser besado en la ternura, en la pasión, es el mayor de los éxitos.
Y que vivir la vida, amando y ser amado... es el tesoro que buscan todos los héroes y piratas, todas las historias y leyendas, cada uno de los versos que escriben los poetas.
Que el amor correspondido, lejos de rutinas y apegos, de engañosa sensación de seguridad...
El amor correspondido... profundo, dulce, sincero, es el verdadero camino que merece ser recorrido.
Si subes a la copa de ese árbol, si sientes el palpitar de la vida en sus ramas y briznas...
Si admiras como sube la sabia desde sus raíces bien plantadas en la tierra...
Descubrirás al igual que ese árbol altísimo, lo que importa de veras.
Encarámate, arriésgate y ama!
Qué suerte ser un ángel... o un árbol hermoso!
Elvia Cor.
2 comentarios:
Es tan precioso que no tengo palabras....
Sublime!
Besos.
Isabel.
Si lo es preciosa amiga! El amor verdadero siempre es sublime! Graciasssssssss
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