Un tronco desnudo varado en la orilla.
No se cómo fue su viaje, qué odiseas le trajeron hasta mis pasos.
No crecen las hojas en sus ramas quebradas, ni anidan en él aves de colores que canten.
Es un tronco perdido, arrancado de cuajo, despegado de su árbol, lejos de sus raíces, seco, hueco, yermo...
Pero es tan hermoso!
La espuma le acaricia queriendo contagiarle su alegría.
El sol lo abraza en su cálido aliento de vida.
La brisa le besa.
El viento le mima.
Las piedras le ofrecen su apoyo.
Y mi mirada lo envuelve en su propia belleza.
Se a ciencia cierta que, en las muescas y heridas de su corteza, se escriben palabras de amor, versos de poetas, que yo recogeré en mis labios para susurrarlas en tus manos.
Elvia Cor.
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