La luna ilumina anhelos hermosos.
Bajo su influjo, la oscuridad se ve más clara.
Los senderos que se abren mar adentro se divisan diáfanos.
Mar y cielo semejan uno.
Tan solo los mástiles de los veleros, apuntan donde se puede alcanzar el firmamento.
Y si hundes las manos en los mares calmos y brillantes del querer de tu corazón, te sacudirá el mismo escalofrío que te regala subirse al más bello de tus deseos.
Y cuando aún estando lejos, las miradas hacia la noche iluminada se funden en una...
Y cuando mares y cielos se convierten en el espejo de idéntico sentir...
Descubres que el sol ama en el silencio de su luz, a la bella luna.
Adivinas que la luna ama en su dulce brillar, al poderoso sol.
Exprimiendo ambos de la noche, su divina exquisitez.
Elvia Cor.
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