En las huellas que mis pies desnudos dejan en la playa, descubro un libro abierto.
Es una concha sobre la orilla.
Plácida, se deja bañar por las olas, de ellas recoge y vierte sus aguas con generosidad.
Cobija en su abrazo la arena dorada.
La luz del sol la acaricia.
La brisa juega con los recuerdos de los mares sobre su nácar.
Mi mirada se deleita en el despliegue de su belleza natural.
Mi alma se alimenta de la sabiduría que emana su existencia quieta, callada, pero que lo contiene todo.
Quiero ser concha sobre la arena.
Somos lo que deseamos ser.
Elvia Cor.
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